Victorino Mayoral le entrega un ramo de rosas rojas a la mujer de Claudio, Ventura
Victorino Mayoral, presidente de la Liga, junto a Joaquín Perea, secretario general
Eran las siete y media de la tarde del viernes 16, y el Centro Cívico La Rondilla, en Valladolid, no dejaba de acoger a personas que querían participar del Homenaje que la Liga Española de la Educación y la Cultura Popular le rendía al que fuera su vicepresidente, el maestro Claudio López Serrano.
Personas que firmaban en el Libro de "frases para el recuerdo" de Claudio que, al finalizar el acto se le entregaría a su mujer, Ventura Muñoz. Personas que abarroyaban asientos, pasillos, hall... y que no pudieron impedir lágrimas sileciosas, llantos manifiestos, jipidos, y sonadas de pañuelo, cuando el acto comenzó con el visionado de un vídeo que mostraba a Claudio como maestro, como político, como aficionado a los toros, en la Casita de Niños y Niñas a la que la Liga le puso su nombre...
Se sucedieron las intervenciones de las entidades sociales, de las organizaciones políticas, de las solidarias y voluntarias, mientras los acordes del chelo desgranaban unas sutiles notas del himno de Riego, de la Internacional (que con voz apenas imperceptible sus hijas cantaban de memoria), de Pau Casals.
La familia directa estaba al completo: su mujer Ventura y sus 4 hijas: Ana Luisa, Rocío, Belén y Cristina. Todas inconsalables. La mayoría manifestaron que en ese momento es cuando se estaban dando cuenta de que su padre o marido ya no estaba con ellas. El entrar al Centro Cívico y ver la exposición de fotos de Claudio fue un impacto del que no pudieron recuperarse durante el homenaje y el vídeo de recuerdo.
Pero las hijas son herederas del coraje de su padre, y tras la emocionada y emocionante intervención del presidente de la Liga Española de la Educación e íntimo amigo de Claudio, Victorino Mayoral Cortés... se armaron de valor. En principio sólo iba a intervenir Rocío, pero decidieron salir todas al escenario para formar parte del homenaje, para arroparse unas a otras... Cristina, finalmente también intervino. Mientras, Ventura, rodeada de los asientos vacíos que habían dejado sus hijas lloraba por la pérdida y sonreía por la valentía y las cariñosas palabras de sus hijas, no sólo hacia su padre, sino también hacia ella. muchas veces la gran olvidada, pese a ser cómplice y coprotagonista de muchos de los proyectos de Claudio.
Seguían los aplausos de ánimo a la familia cuando Victorino Mayoral le hacía entrega a Ventura de un precioso ramo de rosas rojas, todo un símbolo que, además en esa ocasión, servía para manifestar el calor hacia la familia de todos y todas los que abarrotaban el Centro y que fue captado por los diferentes medios de comunicación que también quisieron hacerse eco de lo que no era un acto íntimo sino una gran manifestación ciudadana a un hombre que lo dio todo de sí por las causas más variadas, pero siempre con un mismo fin, el de hacer de esta sociedad otra más justa, solidaria, equitativa e igualitaria.
Pese al agotamiento físico y mental su familia fue la última en salir del Centro, después de recibir los besos, abrazos y palabras de ánimo y de cariño de todos los que querían a Claudio y por extensión a ellas.
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